27 ene 2011

ch. delaire

Con tres decimales

Habitualmente, en las historias, el Héroe, tras la noche feliz en que ha conseguido el amor de la Bella, suele verse empujado de cabeza, a menudo desde la mañana siguiente, a cumplir con la misión que le espera y le define. No merece la pena añadir que, regrese o no con vida de su empeño, su destino –glorioso o trágico- se cumple de esta manera con rotundidad implacable.

Así suele ser en las historias…

Desentendiéndose de esa nitidez, lejos de cumplir los mecanismos, la vida transcurre. Un laberinto intestinal, un arrastrar por madrigueras, una sucesión discorde de señuelos. Nada en su lugar, o si en su lugar no en su momento. Apartada de caminos principales, gozándose en turbios recovecos, despachando a contrapié sus estériles riquezas…y sin embargo no suma.

“Permanecía solo, mis amigos envejecían. Pensaba en una mujer que ya no estaba”. ¡A fastidiarse tocan!

Un plomo matinal de alcanfor y de legañas, la luz azul cuchilla que esparcen las pantallas. El gesto solitario y anhelante, la espesa ingravidez de los diarios, un pórtico febril para un redil de horas…

No suma la tensión, ni aun la mejoría. No la tranquilidad. Mejor frenar entonces.

Frenar. Y reducir la marcha ad infinitum.

Lo mismo contará ya, por tanto, una frase que el dolor de los pecados; tanto será, digamos, ya puestos a pedir, participar o no del rinoceronte, mezclarse en su ceguera o que una admisión parcial, en ciertos casos, nos conduzca en procesión tiernamente de la mano.

Si el Gran Visir elude pronunciarse, si el acertar consiste en no abrir boca, si la felicidad –cuidado- podría desnucarnos y, es más, mil y otras mil veces será llevarniñosalcole. Si la metamorfosis quedó para mañana. Si en arrebatada comunión se nos consume. Si demoramos la esencia divergente o bien se nos difiere, o sólo nos concede audiencia en terciopelo…

Lo que me jode más en estos días es que, en las últimas obras de la calle, sin remedio, se llevaron por delante, de cualquier manera, el camino de baldosas amarillas. Y realmente esto cada vez se parece menos a Kansas.